martes, 27 de noviembre de 2007

Ecografía

El se#or ecografista esta sentado, mirando su monitor y en ese aparato se ve el interior de la panza de mi mujer. Adentro de ella flota y se explaya un individuo, al que llamamos así en forma genérica, como quien le dice poroto, como quien lo llama la cocina llena de humo.
Y ahí esta su cabeza, de tama#o normal para la semana 21. Despues la/lo vemos de frente y el se#or ecografista, en su rutinaria voz de dar noticias importantes nos dice que es una nena. Yo estaba convencido, seguro de la sensación de que era varón, así que mientras intento que no se me vaya de cuadro la filmación y le miro la sorpresa a ella que esta tendida sobre la camilla con la panza hinchada untada de un gel viscoso y frío me empiezo de cero a hacer la idea de que es Olivia y trato de imaginarme como va a ser la vida con ella. El ecografista toma ahora medidas de rutina para constatar de que todo está bien y la pone de un lado y del otro y le vemos el corazón galopando y los dos ri#ones en su lugar, los brazos, las piernas, la columna, todo como tiene que ser y mientras nos explica que el sexo se ve a nuestros ojos bien definido en la semana 24, que es mujer porque no le vio de frente el saco escrotal y que intuía que esas rayas eran los labios de la vagina.
Ahora el ecografista tiene a este individuo en la pantalla, como boca abajo nadando como un perrito y se detiene en una observación crítica. La mamá y el papá se quedan mudos, como si algo no estuviese bien a los ojos del técnico.
Es una pitila de se#or, bien formada, que le cuelga de entre las piernas. Y no cabe duda lo que es, pero el ecografista se ataja de que puede ser el cordón umbilical, o una tercera pierna, piensa su padre, hinchado de orgullo masculino.
Le hace zoom, no queda espacio para los por ahís. Lo toma de abajo y ahora sí estamos seguros de que es varón.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Retoques al modelo

Hay mucha gente enojada con los señores Ramazzotti porque lanzaron una campaña viral "engañando" a casi 50 mil personas en una causa ridícula que terminó siendo una publicidad.
Mas o menos lo que les pasó a 8,65 millones de argentinos que votaron por esto:

y recibieron esto:


La imagen no es nada... pero el Fernet es Fernet BRANCA. Atrás de la cara lavada de Cristi hay un fernet... de que marca será?

Te lo firmo

Art. 1º — Me comprometo a ser buen vecino.
Art. 2º — Te juro que siempre voy a ir a veranear a Punta.
Art. 3º — Te banco con el mate bajo el brazo, a full.
Art. 4º — Estoy de acuerdo con lo de comer gente, en condiciones extremas.
Art. 5º — El Enzo, un grande con la celeste.
Art. 6º — Tranquilo con la cicloneta, BÓ, por las cuchillas de Canelones.
Art. 7º — La parte que proyecte la construcción de nuevos canales, la modificación o alteración significativa de los ya existentes o la realización de cualesquiera otras obras de entidad suficiente para afectar la navegación, el régimen del río o la calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión, la cual determinará sumariamente, y en un plazo máximo de treinta días, si el proyecto puede producir perjuicio sensible a la otra parte.
Si así se resolviere o no se llegare a una decisión al respecto, la parte interesada deberá notificar el proyecto a la otra parte a través de la misma Comisión.
En la notificación deberán figurar los aspectos esenciales de la obra y, si fuere el caso, el modo de su operación y los demás datos técnicos que permitan a la parte notificada hacer una evaluación del efecto probable que la obra ocasionará a la navegación, al régimen del río o a la calidad de sus aguas.

No dejen de leer también el Capitulo X del Estatuto del Río Uruguay.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Dame más señor Collins (segunda entrega)

guión original de Juan Cruz Bobillo.

El señor Collins sintió un deseo irrefrenable que se hacia carne en su lánguido pene de hombre de una sola mujer. Sus más oscuras pesadillas del subconsciente rogaban en capilla el acceso carnal inmediato de la joven y delgada geisha de muslos calientes y brazos firmes que le ofrecía masaje con aceites calientes.
Abrumado, con sus mofletes rojos el señor Collins casi pierde el conocimiento desgastado súbitamente por las imágenes de los jugos sexuales y los aceites calientes en su fláccida imaginación.
La simpática masajista, con un cliente casi en su bolsillo, con ademán inclinado y la vista al piso en señal de sumisión le indicaba con su brazo extendido el callejón oscuro empapado de esencias…
…que el señor Collins no se atrevió a encarar y con vergüenza evidente corrió hacia su auto mascullando masajes con aceites calientes. El señor Collins se sentó en su auto, resoplando; las manos de esa exótica mujer recorriendo su cuerpo impúdico de pies a cabeza, sentía la perversión recorrer sus venas y la curiosidad hubiese matado las vidas de siete gatos… masajes con aceites calientes a cambio de sólo un poco de sucio dinero.
El señor Collins no volvió a ser el mismo. Toda la tarde su mirada estubo perdida en el google con “masajes con aceites calientes” en la búsqueda, las imágenes que se sucedían en su perverso ser, el manjar asiático contorneándose como continuación de se pelvis esperando ser devorado por su apetito repentino y voraz. Y su esposa blanca y fofa destruyendo a patadas su castillo de naipes, su bronca por estar en coma y la excitación propia de lo prohibido al acercarse como una bola que todo lo arrasa la idea de regresar, esa misma tarde, a las cinco en punto a buscar a su fetiche asiático.
Con precisión inglesa el señor Collins abandonó su patética workstation sintiendo en su mano, que guardaba como bollos burocráticos papeles en su portafolio de cuero, el cosquilleo de sus yemas al tocar el cuerpo de su asiática dulce, acariciar por primera vez en su vida a alguien que no es su mujer.
Con la respiración agitada, el señor Collins bajó por las escaleras, saludo sin importancia al portero que no llegó a abrirle la puerta y con el corazón brotándole por la boca de arrojó dentro de su auto y raudo se puso en movimiento hacia su amarillo y rasgado deseo.
La decisión estaba tomada, el señor Collins satisfacería su fantasía asiática.

-continuará-

Papelón

Marche un slogan nuevo para la República Oriental de enfrente, porque el actual le quedó vetusto.
Y se ven ya los efectos dañinos de la violación del tratado del río Uruguay, un pingüinito bravucón y mentiroso todo empetrodólar en la margen del río que compró Finlandia.

Y yo sin poder ir a hacer surf a la Pedrera.

Asado

Quiero hacer un asado en el que el fuego se prenda con gente en la pileta, una tardecita que no necesite llevar saco.
Y que halla amigos de todos los colores, con cosas lindas para decir, con cervezas a medio tomar y bigote de espuma.
Quiero que el pasto esté recien cortado y las ensaladas preparadas, con chicos corriendo alrededor de sus madres.
Quiero que no haya mosquitos y que la luz del sol en retirada se sincronice con la luna.
Quiero jugar al ping-pong mientras le doy el revés a un chinchulín y la otra mejilla a una entraña.
Quiero que las chicas preparen daikiris y esten un poquito borrachas.
Quiero estar contento, tranquilo, relajado, sentirme bien, estar cómodo, reírme.
Quiero rociar un puñado de hielos con fernet y llenar el vaso largo con coca light.
Saltar del trampolín y reptar por el fondo de la pileta, dejando el mundo atrás, vivir el silencio del agua.
Secarme, cambiarme, sentarme a comer carne sabrosa y ensaladas frescas. Helado y café. Charlas nuevas.
Jugar a las cartas y que la hora no le gane al valecuatro, que no haya que irse porque mañana es cotidianeidad.
Ventilador, sábana, abrazos, la mesa de luz vacía.

Ruedan recuerdos en el carril de al lado

Yo y mi infatigable tic al volante, voy mirando constantemente las patentes.
Hoy andando por la Pana vi una que me llamó la atención, ARW473... y si, se me piantó un lagrimón, mi primer auto vivito y coleando andando a la par mía.

Rojo

Ahora que voy a tener un hijo/a, empiezo a ver el mundo un poco distinto.
Cuando veo a algún alguien pasar un semaforo en rojo o a otro hacerse el tarzan de la selva de hormigon, antes pensaba que había que multarlos fuerte o sacarles el registro de conducir por bastante tiempo, para que aprecien desde su carcel peatonal que importante es en la vida cotidiana poder manejar un auto o motoneta.
Ahora pienso que habría que ser un poco más duros... ese hijo de puta que no respeta vivir en sociedad podría el día de ma#ana atropellar a lo que más quiero, a es alguien que no va a entender, como yo, el porque de si hay reglas para respetarlas sigue habiendo soretes omnipotentes que aún creen que son más importantes (o más piolas) que los demás.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Señor Collins (primera entrega)

guión original: Juan Cruz Bobillo

El señor Collins no hubiera sentido hace un par de años lo que ahora siente, un viernes a las 4 de la tarde saliendo de una reunión de trabajo. La culpa lo persigue y lo alcanza, pero el señor Collins no volverá a su oficina, entre el tránsito vehicular, el tiempo que dilapida dando vueltas para encontrar algún agujero para estacionar, no vale la pena, no, la suma de las ínfimas pérdidas de tiempo entre que el portero le abre la puerta, el ascensor baja desde altos pisos para desembocar en los interminables pasillos que conducen a su silla, sacarse el saco y colgarlo en el respaldo, encender la computadora vieja que carretea irritando la paciencia tranquila y siempre calma del señor Collins.
El señor Collins ha decidido que no volverá a su oficina. Su instinto le impone como opción dar por terminada la jornada laboral y zambullirse en las manos de un buen masaje.
Hace semanas que extraña el relax de su espalda y su generoso sobrepeso le carga tensiones a sus vértebras que rechinan con una pizca de los indóciles movimientos que el señor Collins ya no se permite hacer.
Entusiasmado, el señor Collins se sube a su auto, en dirección hacia el lugar de siempre, la presa acude a la cita de su adicción, como un cordero manso, el señor Collins.
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Un error trajo al señor Collins a su segunda vida.
Tiempo atrás en el hastío creativo de su eterna monotonía, el señor Collins se permitió cambiar su constante menú soso de mediodía. El señor Collins naufragó su promiscuidad culinaria en un exótico restaurante de sabrosa cómoda extranjera.
Estacionó su auto a unas pocas cuadras que recorrió ansioso con el duro andar que el sedentarismo le permite. La comida fue un festín para sus sentidos, abría cada bocado una puerta que ya no se cerraría dentro del señor Collins. Las musas recorrían su paladar, nuevos sabores se tornaban en colores nunca vistos en su imaginación.
Excitado, confundido, más turbado que cuando descubriera su sexualidad jugando en un viejo galpón junto a su prima, el señor Collins pidió la cuenta y desandó el camino hacia su auto. En una esquina fue imposible disimular la atracción instantánea que le provocó un importante cartel que anunciaba sesiones de masajes por un módico precio. En una silla, sentada junto a una puerta que conducía a una escalera en penumbra estaba sentada una mujer asiática, hermosa, sonriente, jóven, tersa.
Enseguida el señor Collins pensó en un burdel, una casa de masajes al estilo de aquel tugurio donde traumáticamente dejó su inocencia en un colchón sudoroso, con una señora parecida a su madre, a cambio de un dinero robado de vueltos nunca devueltos.
El señor Collins, con anillo anular, votos cristianos y moral conservadora, no concebía otras formas de contacto corporal a cambio de dinero que no fuera el entregarse a las manos del diablo con orificio de mujer, la vil prostitución, el sexo sin amor.
-continuará-

Viejo

Estamos podridos por dentro, con el germen de la fecha de vencimiento. Que te parece?
Al que no le falta un organo le sobra la panza, si no tenes la guerra en casa la podes tener en la cabeza, o ser pelado o peinar miles de piojos.Pedes decirme que no, gritar y hacer berrinches para que no compre esa cebolla, pero cuando levanto peso me tiemblan las ingles, me late raro el estómago, a veces el ojo, duermo raro, espero un hijo, me canso más que cuando era joven, con el pelo de un solo color.
Te pueden sentir raros los huevos, alterados los análisis, el asiento de la oficina encarnarsete en el mismísimo culo.
Te pueden perseguir las mochilas batiéndose a duelo para ver cual te lleva mas hondo.Las presiones, el jueguito de la vida, el estoicismo de avanzar con la ropa empapada, helada, la barba, las ojeras.
No hay ejercicio que te entrene a envejecer. Garchar menos, a una sola mujer, apagar la líbido aceptando que es para siempre.
Necesito aprender a disfrutar distinto, sabiendo que hay cosas que ya no voy a poder hacer.

Si volviese a ser joven me gustaría seguir siéndolo.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

La nada es mía

La parte de la viuda no hubiese salido tan bien sin mi presencia en el set.



Dios mío, que lindo está Balvanera... Palermo Once, beibe.

martes, 6 de noviembre de 2007

Mi oficina

Desde mi oficina sentadito como un oficinista veo no menos de 49 árboles y medio, todos enterrados dentro de mi oficina. Si me apuran un poco, comento que también veo una pileta con trampolín, con un celeste del agua como el celeste del cielo, límpido, que también se asoma por un hueco de la ventana de mi oficina.
Mi oficina tiene proveedores, como las grandes oficinas, y estos proveedores como la mayoría de los proveedores, se atrasan con sus entregas, porque otro no le entrega, porque se le rompió la maquina, porque la lluvia, porque la piola, porque esto no es en lo que quedamos.
Presupuestos corren de mano en mano haciendo pilas inestables que habrá que luego archivar en la carpeta tomo ocho de presupuestos incumplidos.
Por la misma panorámica por la que controlo a los empleados díscolos, me entra un martillar acompasado, el pulso a la obra, embutiendo ahora una imperfección más dentro de la pared.
Hay mucho sol, está lindo para portar una remera tipo chomba, anteojos verdes que contrasten el amarillo bochorno de la tarde. Una tarde perfecta, con chicharras entrenando la voz para el verano cuando el delicioso vientor fresco revuelve en el aire el sonido de la AM con el pajareteo de los pájaros.
De vez en cuando, vuela siguiendo instrucciones de torre, algún ave atrevida, que se reabastece de agua haciendo vuelo razante sobre la pileta, pileta que durante la semana está prohibida para mi, vaya uno a saber por que.
Llegan pedidos, como a todas las oficinas, cotizame esto, cotizame lo otro y es ahí donde los exceles calculan, los words escriben como locos, los aparatos producen, cortan, pegan y mandan. Send.
Camino dando vueltas, memorizando rutinas de cosas para hacer, marcando los detalles, anotando en mi cuadernito, armando el ajedrez del tiempo y espacio, como quien hace malabares con bombitas encendidas en un semáforo en verde.
Los gerentes se reúnen, discuten, toman café, delinean estrategias y escenarios, maquetas, protocolos, reglamentos, discursos, sus aparatos copulan información.

Estoy yo, solo, acá, sentadito en mi oficina. El mismo lugar por donde los fines de semana paseo con mi mujer y la panza y yo le cuento lo que hicimos en cada detalle de este rectángulo que volvió desde su infancia.

El otro día le pregunté si disfrutaba.
- Si, mucho - me dijo.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Algo es algo

Escribiendo basura soy un genio, podría decirse.
Hace unos tiempos tenía el don de condensar casi todo lo que me pasaba por la cabeza en un par de parrafitos y los dejaba acá para que la gente los viera.
Ahora no se si es que no tengo nada en la cabeza o realmente me da pereza (decí paja nene), bueno, paja venir y sentarme, escribirlos, nada me parece sustancioso lo suficiente como para justificarse por sí mismo, pero sentarse a hacer el collage lleva su tiempo, tiempo que no tengo porque ando mucho, estoy cansado, me cuesta, me aburre, me parece que no tiene sentido, no me interesa, bla bla blableta.
Pero sí. A la larga, cuando veo un octubre tan flaco y tan politizado me da un poco de bronca no encontrar el espiritu de esta aventura blogológica. Para los que no lo entienden, esto es un trabajo. Te divierte más, menos, pero es algo que se hace. Se paga? No, no se paga, pero lo hago porque es lo que mejor sé hacer. Epa!
Si, si. Creo que sí. Obvio que hago bien otras cosas, pero mirame lo que soy. Soy bueno siendo sincero. La verdad es que no me interesa escribir bien, mal, ponerle las tildes, tener miles de seguidores y ser un best seller, me interesa ser quien quiero ser. Y ahí es donde la constancia en este trabajo rinde, porque mi vida siempre asoma la cabeza entre estos renglones. No estando estas líneas, voy bajo tierra, con las bolas en el aire haciendo malabarismos con mis pensamientos, hasta que me los OLVIDO.
Quiero decir que me gusta la sutil ezquizofrenia de las frases hechas, como un "estamos en noviembre, el tiempo pasa volando". Me encantan. Me hace bien que se repitan y se repitan y de tan manoseadas no tengan sentido. Que tiempo loco.
No, no soy un genio, pero me gusta. Like it, like it, yes I do!