jueves, 17 de mayo de 2007

Un lugar en la memoria

Se hizo de noche en este otoño sin hojas. Hay silencio, estoy solo. Las voces de la mente no hacen ruido, pero las siento. La silla en la que estoy sentado hace un poco de marcha atrás mientras miro perdido a ningún lugar de mi casa.

Y me dije: Es un buen momento para escribir este postecito que trata de: “El día que limpié la agenda de contactos”.

Desde los tiempos inmemoriales, hace 20 años quizás, que me preocupo seriamente de registrar en mi agenda los datos de contacto de cada una de las personas que conozco un poquito más de los 10 minutos de charla interesante, trabajo compartido, noche divertida.
Contactos, personas, gente; que cada vez que recorría la lista me contaban la historia que habíamos hecho en ese momento que nos cruzamos. Yo siempre he sido famoso entre los que conocen mi “don” de tener una buena agenda cargada de datos inútiles: registrar personas es mi secreto para acordarme anécdotas.

Le llegó el turo a la Palm y al Outlook de ser ordenados (antes fueron las Casio y la planillita de Excel que imprimía periódicamente actualizada y guardaba dobladita prolijo en mi billetera).
Detalle del hecho (acá es el lugar en donde pasan a la inmortalidad algunos de los contactos ridículos que he sabido guardar):

- Borré 9 ex novias de amigos (algunas las guardé, vaya uno a saber por qué?).

- Limpié de un plumerazo a 133 contactos del Bicibank, entre ellos (al azar como me llegan a la mente) el flaquito de tecnología que nunca cumplía, la de recursos humanos con cara de garca, Rafa Rigou, la que te solucionaba los quilombos de la tarjeta, la que te contrataba el seguro del auto, al marmota de José Luis Ruggeri, muchachos de márketing a los que nos cansamos de ganarles al fútbol, otros de Productos que se sentaban en el medio de 2do piso Fase II, señores, señoras y gente rara de CRS, alguno de operaciones y hasta a la minita de Fincon que estaba buena. También se fueron varios gerentes, vicepresidentes, pichis de sucursales remotas y voces en el 4721-6681. Algunos quedaron… ya sea porque son amigos, fueron buenos compañeros, me caían bien, valía la pena (alguna historia de sábanas) o alguna cuenta pendiente.

- Fueron lanzadas a la nada digital 45 minitas con las que (en la mayoría de los casos) me interesaban por algo pero que no pasó naranja, a saber: un grupo de 6 minitas que conocí por allá, otros huesos no roídos de por acá, Paula de Asatej (cuando laburé haciendo pagínas web en los inicios mismos de la internete), el prototipo de la minita de San Isidro que calzaba en mi molde, freaks que conocía por internet y me acosaban por correo normal, compañeras gorditas del trabajo a las que les hubiese dado si ese día me las cruzaba, minitas que por suerte no me dieron ni la hora, algunas de noches de vagar por el boliche (nunca fui muy buen encarador de minitas), otras que me presentaron pero que -no dio-, algunas que enamoré facil y me dio lástima, otras que simplemente fueron una companía pasajera, extranjeras con y sin onda, alguna a la que quisimos (en una de esas) enfiestar, otras y otras que vivirán hasta que a blogger se le ocurra en estos jpg.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajaa... no me acordaba de este vicio (o virtud) de guardar los contactos, datos, etc.
Me causa mucha gracia la referencia que adjuntas a cada uno, que te dispara la anécdota.
Por suerte al lado de Sol Fraguio, no escribiste nada...