viernes, 12 de octubre de 2007

A mi la lluvia no me inspira

La lluvia pasó a ser una parte importante de mi vida: la odio.

Amanece lloviendo y hace frío. Hay que salir de la cama, la humedad pegotea las veredas, no hay vestigio de esa primavera idilica.
Los autos se encolumnan en el caos, los motoqueros juegan a verdugos de los peatones.
Cuando llego a mi trabajo, luego de transitar una autopista cargada de asesinos, bajo el cielo gris y sobre mis pies mojados me enfrasco en una obra atrasada, donde el cemento no fragua, donde el pisoteo embarra, donde no se avanza cuando caen dos gotas y vuelan los mosquitos.

Resignado, me encierro en un mundo solitario, de abandono. Maldigo personalmente cada gota que veo pasar por la ventana.

Si. Yo estoy hecho para el sol, para mirar celeste entre las hendijas de las cortinas de mi picnic en el 4toB. Salpicar por la vereda recién ba#ado hacia la cochera y pasear con anteojos puestos y una brisa matinal hacia el trabajo.
Y allá prepararme un café con tostadas y entre mis papeles y planillas asomarme a la obra que avanza a ritmo del verdor iluminado de la primavera.
Feliz, correteo entre las cosas que tengo que hacer, deseando con todas mis fuerzas que me anden los proyectos y que la panza crezca sonriente.

Glup!

1 comentario:

Ana C. dijo...

Yo también! Espero que no toque un verano como el que tuvimos acá. Inexistente.