sábado, 3 de marzo de 2007

Lavar y obsesivamente secar, no planchar

Me despierto sudoroso, pero sigo so#ando. estoy desnudo, de saco y corbata, el barro entre los dedos de los pies. Empapado, con el ramo deshecho en la mano.
De ma#ana, el dia celeste se cuela por la persiana americana. Ague me da la noticia de que se acabo la tormenta.
Abro los ojos, estoy en un abismo oscuro que me hunde como un iman, rodeado del helado vacio infinito.
Pestaneo, hago click, soy yo, tengo mis manos, sigo siendo fuerte, ella me abraza.
Me golpeo la cabeza, no entiendo inconciente como estoy aca, no encuentro los porques, no tengo salida, tengo que enfrentar a los perros que caminan por el callejon, hambientos de mi desesperacion.
Camino, me la paso caminando de aca para alla, feliz, util, ocupado, transformando, creyendo, mirando el futuro.
Llueve. Diluvia. parece que no se va a terminar nunca. No me acuerdo como era el ba#o de sol.
Mis hijos van a ser abuelos cuando esta semilla sea como este arbol.
Escucho al presidente por la radio vanagloriarse de sus logros de un pais de las maravillas, tan ficticio como sus cifras econometricas. Dolorosisimos dolores de cabeza.
Voy, vengo, voy y vuelvo. Vuelvo a ir. Ague hace buenos negocios, aun estando presa.
Tengo una astilla en la mano. Me duele. No me la puedo sacar.
Me rio de lo que dicen en la radio. Esta fresco. Me voy adormir.

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