viernes, 23 de febrero de 2007

A lo loco

Ahhh, es una vergüenza lo poco que escribí este mes.
Sabrán disculpar amigos lectores, pero casarse no es un fenomeno simple, implica ir llevando la tropa mansamente hacia la manga.
En el medio pienso sobre cuanto más fáciles serían las cosas si la gente hiciese a lo que se compromete. Cada compromiso no cumplido arrastra al cuartito del fracaso a una cadena de cosas ya coordinadas con esfuerzo.
También se me ha ocurrido pensar en María Marta y Norita, quienes decidieron mudarse a un country "por un tema de seguridad". Ay, si les hubiesen avisado que el asesino está en su círculo íntimo. La inseguridad estaba adentro de casa, acariciándolas.
Se me cruza regocijarme de lo piola que estube al finalmente descubrir como poner un ringtone que vale la pena en mi celular para por fin haber terminado de escuchar esa melodía amorfa que me ponía de mal humor en cada llamado. De todas formas, cada vez odio más a los celulares.
O sea, mi celular pasó a ser solo una decente cámarita, porque con lo mal que andan las redes celulósicas, es imposible decir lo que uno quiere con un solo telefonazo. Entre las llamadas fallidas, las voces metálicas, las parábolas humanas y los quedate quietito que se te va la voz, estoy harto, hinchado las pelotas del infierno de la comunicación en mi bolsillo.
¡¿Las 3 de la mañana?!, estoy en pedo.

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