¡Quiero, quiero, quiero!
"We are The Police and we are back", impecables, 20 años después.
Entretanto, yo inundé mis oídos de ganas de verlos: desde que los descubrí en el viaje de egresados de séptimo grado de la caseta magnetofónica de Tomás Larocca, en las noches en el garage de Matías obnuvilado por el rodar de los discos de vinilo, cuando cumplí 19 años y salí al aire en Cual es? (Pergolini y Cia) y como regalito de cumpleaños me hicieron sonar Peanuts, cuando gritando un dolor tan profundo que me ponía contento saltaba So Lonely, escuchando una y otra vez subido al tren y subte de ida y vuelta a la facultad ese casete compilado que me armé cuando me compré Mesagge in a Box, en las mañanas de ski que rigurosamente me clavaba un Reggatta de Blanc fumando un puchito mirando el Nahuel, mientras me tatuaba en la espalda el Invisible Sun, con la piel de gallina cada vez que sueño que nací en los 50s, cuando todas las mañanas místicas creo que soy King of Pain. Así los esperé, ahora es momento de tener mi entrada.
"We are The Police and we are back", impecables, 20 años después.
Entretanto, yo inundé mis oídos de ganas de verlos: desde que los descubrí en el viaje de egresados de séptimo grado de la caseta magnetofónica de Tomás Larocca, en las noches en el garage de Matías obnuvilado por el rodar de los discos de vinilo, cuando cumplí 19 años y salí al aire en Cual es? (Pergolini y Cia) y como regalito de cumpleaños me hicieron sonar Peanuts, cuando gritando un dolor tan profundo que me ponía contento saltaba So Lonely, escuchando una y otra vez subido al tren y subte de ida y vuelta a la facultad ese casete compilado que me armé cuando me compré Mesagge in a Box, en las mañanas de ski que rigurosamente me clavaba un Reggatta de Blanc fumando un puchito mirando el Nahuel, mientras me tatuaba en la espalda el Invisible Sun, con la piel de gallina cada vez que sueño que nací en los 50s, cuando todas las mañanas místicas creo que soy King of Pain. Así los esperé, ahora es momento de tener mi entrada.
2 comentarios:
Avisame cuando la compres que Pepi y yo vamos a ir también. NO TE OLVIDES, EH.
Cuando los vi por TV estaba junto a mi amigo del alma, ese que me hace sentir una adolescente por segunda vez, pero esta vez sin angustias. La sensación de plenitud fue completa: tener 15 años otra vez y escucharlos. ¡Ya estamos ahorrando para la entrada!
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