martes, 27 de febrero de 2007

Los vericuetos del casamiento

La verdad es que casarse es un super evento. Una revolución nace y se instala virulenta en la vida. Todas son coordinaciones de último momento, una soga de la que penden los sueños y los hechos, el proyecto de vida que desdoblamos pacientemente sobre una mesa.
Y uno es quien es. No hay atrás de los árboles. Soy lo que soy. Soy hijo de estas personas a las que les debo la vida, la verdad, la vehemencia y la razón; soy miembro de esa familia llena de escondites y llevo mi nombre bien planchado; soy hermano de ese fenómeno que me muestra en un espejo mis virtudes ocultas y mi sangre evidente. Me educaron así, me enseñaron a pensar, a ser fiel conmigo mismo. Aprendí a ser rebelde y me gustó, conocí a mis amigos y compartí mi vida con ellos, avanzamos, hacemos puentes entre nosotros. Aprendí a ser yo, me reinventé, encontré mi lugar. La conocí a Ella maravilla que me invitó a jugar y me hizo caricias con su sonrisa para que yo sea feliz.
Y lo logró.

En el mar de las olas, Ague y yo estamos en un barquito que tiene ganas de navegar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Basta de hacerme llorar!

Avisame cuando estés que te quiero contar algo.