martes, 26 de junio de 2007

26 de junio

Hoy es un día raro.
Empezó anoche, cuando la anestesia, la operación y la paciente salieron bien. La reunión de trabajo también fue positiva. Comí empanadas, pizza y helado. Me acosté temprano, leyendo el díario online y me quedé dormido en algún parrafo de la tragedia de esta sociedad, con un hincha muerto en un puto partido de fútbol. Eso fue alrededor de las 11.
Dormí más o menos tirando a bien, sin que se me tape la nariz por el cloro y sin ahogarme por que me trago la saliva o me da por toserme para afuera. Hacia las 5 de la mañana empecé a dar vueltas, las sábanas estaban muy desordenadas y tuve frío. Hice fiaca desde las 8 y media a las 9, elucubrando alternativas para no tener que levantarme.
Me fui a laburar. No tuve más que salir de mi casa para acordarme del hijo de puta de mi vecino que me decoró ornamentalmente la puerta de calle y haciéndome mala sangre crucé Ayacucho, ahí por donde el domingo se estrolaron 3 autos con heridos porque el asesino que se mandó en rojo (viajaba en un 0 km) dijo que se le trabó el acelerador.
Manejé tranquilo, al sol, sin sobresaltos, salvo a la altura de San Isidro en donde (también en en un auto nuevito) un loco se me pegó atrás y me hizo luces como maniático, como si yo estuviese en su carril privado. Apenas pude lo dejé pasar sin detenerlo ni 2 segundos y el problema siguió con el auto de adelante, que también hacía maniobras para dejar pasar a este hijo de puta, pero cometió el pecado de hacerle perder otros 5 segundos más a este señor propietario exclusivo de este carril. El propietario indignado hizo maniobras dementes para propinarle al auto más lento sus bien ganados insultos a 150 km/h. Me hice un poquito más de mala sangre, me hervía la yogular.
En el laburo todo bien, la verdad que gracias a los disgustos de semanas pasadas ahora la cosa marcha sostenido. Estamos ya en obra civil de baños y nivelando el terreno milimétricamente para que el agua caiga y se vaya por sus cauces naturales.
En una de mis típicas salidas me embronco otra vez con un sorete sobre una flamante camioneta hablando por celular cruzando en rojo por una ruta nacional muy transitada haciendo gala de su segura impunidad: si ese pibe mata a un pendejito que va distraído cruzando, sabe que no va a ser un gran kilombo, tiene el celu en la mano y lo llama a Cazafus. Tuve ganas de tener superpoderes, hacer que frene, bajarlo de la camioneta, agarrarlo de las pelotas y revolearlo por sobre mi cabeza contra un poste de luz. Pero me alejé, mascuyando aún más bronca.
Almuerzo sanwiches de jamón y fiambrín, hoy no sé si hago tiempo de ir a nadar. En la radio suenan las mismas noticias: a) el fin de la hegemonía de Kirchner y sus cómplices: la victorias de Mauricio y Fabiana Ríos le hacen temer al poder corrupto gobernante que soplan algunos huracanes de cambio y b) la sociedad violenta sin remedio: le pegaron un piedrazo y le cazaron en el piso donde le dieron patadas hasta matarlo.
Vuelvo y por primera vez en mucho tiempo llego a mi casa con mínimos retrasos por el tráfico. Recibo dos pedidos de cotización, me pego un baño, hago unos llamados, escribo este postecito y me voy a comer con mis amigos, esa linda costumbre de poca memoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quién fue paciente de qué.

Está buena la idea de "Super Sami", deberías ahondar un poco. Comprate una capa y fijate qué onda. En una de esas, a ese vecino hijo de la gran puta le pegas un julepe.

Anónimo dijo...

Che, te puedo poner en mi red de Delicious?