sábado, 25 de agosto de 2007

La señora de las toallas

Acá estoy, sentado en mi escritorio. Aguedita se queda dormida envuelta en su bata (mi bata, le queda enorme) sentada en el sillón, recién bañada, relajándose.
Yo escribo, porque cuando leo otras cosas que me gustan, me dan ganas de escribir.
Ella sigue con una toalla en la cabeza, me dice "hola" y se vuelve a dormir. Mi tecleteo es como viajar en tren, te invita a cerrar los ojos y dormir una maravillosa siesta hasta Retiro.
Me sueno los dedos, ella se despierta. Abre grandes los ojos como negándo su siestita de 40 segundos, pero apenas me pongo a describir este momento, me vuelvo a dar vuelta y ya esta dormida de nuevo.
¿Como hace?
La miro. Supongo que ella entre sueños se da cuenta de que alguien (yo) la observa (o quizás es la ausencia de tecleo, que la acompaña en el sueño), y vuelve a abrir los ojos, bosteza. Mira a su alrededor. Me dice que se va a vestir.
Quiere salir a caminar por Corrientes, ver algunas librerías.

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