jueves, 26 de julio de 2007

Los cuentos del Barón Rulos Despeinevsky

Otro ambiente más que limpio y que le gano a esta casa inmensa, el castillo del Barón Rulos Despeinevsky.
Desde siglos y generaciones, la mansión ha albergado ánimos simples y dóciles y también de los embravecidos como tempestad, en una alternancia matemática escrita en el caos de los genes.
Mis primeros días aquí son ya muy lejanos, aquellos tiempos donde todas las ventanas y pasillos estaban tapiados, inundadados los ambientes de una negrura desconocida, impenetrable, la vida.
A fuerza de mis brazos empecé por los recovecos, de mis piernas conocí si inmensidad, de mis ojos di con la imagen del futuro, con el sol entrando a raudales, música perfecta viajando en el aire perfumado de los jardines aledaños.
He terminado hoy de conquistar el ala norte del palacio, plumereando los rincones de los techos, ordenado la vajilla, restaurado incluso las antiguas joyas de mueblería.

Todo muy lindo. ¿Y ahora?

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy seguro que dejaste un riconcito sin repasar, porque pensaste: quien se va a poner a mirar el borde del zocalo detras de ese mueble?