domingo, 22 de julio de 2007

Paseando por Amsterdam

Estoy en Amsterdam.
Como si me sacase el gamulán de mi abuelo, de repente, me siento bárbaro.
Llevé mi ropa al lavadero, arme la valija y me tomé el avión.
Disculpáme que ayer me fui sin despedirme, mis negocios me requerían en esta ciudad, urgente. Estaba preocupado por nosotros, así que decidí irme intempestivamente, desaparecer.

No puedo saber de nada, me revuelve no saber aunque ella se esfuerce en perfeccionar su inglés. Its´s so fucked up. Están tirando los dardos contra la pared equivocada, con el parloteo de siempre parloteando a las paredes y las voces que rebotan como ecos sordos en una puta caverna llena de gente cuchicheando.

Apresurarse no vale la pena. Me voy a alquilar una bicicleta para disfrutar la tarde en el Vondelpark. Mañana sale otro tren y quizás tampoco me lo tome.

Me rebotan los recuerdos como preseas. Siempre se dijo que la suya sería una vida rara, pero la normalidad no tiene límites. Está en todos lados pagando fortunas por migajas de felicidad. Felicidad: ¿que es eso? Que te tiren la goma profesionalmente?

El caso es que volví al hotel caminando y pensando en vos crucé por el puente Magere Drug. Me metí en ese negocio de la esquina en el que vendían títeres de peluche: tortugas, cocodrilos, elefantes. Te extraño. Quisimos comprarle uno a Clarita, pero eran muy caros.

Estoy a la buena de dios, sin una buena línea argumental para colgarme del precipicio y sentirme seguro. Así y todo, no dejo de disfrutar.

La noche de tu cumpleaños comimos una picada de quesos franceses, panes holandeses y jamones españoles. Te debo desde siempre las 27 velitas y sus tres deseos. Pero tuvimos el brindis por nosotros, por el futuro.

No lo puedo creer como los problemas se alimentan con problemas, que calesita diabólica. Estoy tan mareado con esta fría y rica cerveza. Solo espero que estén bien, que encuentren el equilibrio en las cosas simples.

Yo hablando de equilibrio? Soy dos personas:
- el Benito de ayer, lleno de ira, bloqueado, aguantándome a mi mismo sentado en la cabecera, sin decir nada, escuchando atolondrado cada palabra, verificando su objetividad mientras deglutía desde el pote la salsa picante para apagar mi furia, sin darme cuenta que estaba ahí, solo, ajeno a todos;
- y este Benito de hoy, acá, paseando por las callecitas del barrio rojo mirando los canales y las vidrieras.

Mi psicóloga dice que voy a estar bien, pero que tengo que comer menos, hacer ejercicio y dejar de fumar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fin de semana productivo! Este esta buenisimo.

Eco Veo dijo...

que quilombo todo, no se entiende mucho
igualmente siempre que llovió paró (y a veces está bueno usar la lluvia para limpiar el auto)

Saludos

Anónimo dijo...

todo puede ser peor...
http://www.youtube.com/watch?v=Fze2J2Ve9is