jueves, 16 de noviembre de 2006

Casamiento, primeras dislocadas reflexiones

Hace cinco años que nos conocemos y todo es un mar verde y olas de frescura que explotan en mi playita todas las mañanas; agua que me refresca el cuerpo, que me limpia las ideas, que me abraza el alma y donde puedo nadar libre y dócil como una foca loca, hasta que anochezcan mi sol, su luna y nuestras estrellas.
Nos tenemos siempre, somos felices de vivir juntos, saltando y aferrándonos, orgullosos de nosotros y del paraíso que nos construimos.
Llegamos a hoy, donde la vida nos pone una valla a la que pasar, un escalón que debemos subir, fusionarnos, sellarnos, estar juntos para simpre.
Todo muy lindo.
Ayer nos pusimos a la noche en la cama a repasar con la computadorita un viejo archivo que se llama "Casamiento Ague y Sami.xls". Anduvimos haciendo estragos en la solapa "Invitados" y no pudimos bajar de 250 (una cantada pelea con mis viejos a la vista).
Sumamos: catering, carpa, DJ, fotos, video, vestidos, ambientación, maquilladora, blas y etcéteras. Inobjetables verdades de una planilla de excel.
Toda esa plata en una noche? Mmm… hay algo que no cierra.
Para quién? para qué?
Hay una cosa social dando vueltas, como te diré. Hay un deseo nuestro que no encuadra necesariamente en el formato de lo que existe, lo que se espera en estas ocasiones. Yo puedo estar hoy equivocado.
Hoy no fue un día bárbaro. Arrastro un estrés puntiagudo desde hace muchos días de estar haciendo de andamio oxidado que no llega a ningún piso.

“No tengo ganas, ya no.
No tengo ganas de hacer nada, ni de que llueva. El cielo se puso oscuro como el futuro. Pero tampoco tengo ganas de predecir el futuro inevitable que nos va a tocar vivir a todos, así que hoy no.
No tengo ganas de escribir. No tengo nada que decir, ni ideas para compartir.
No tengo ganas de trabajar, demasiadas presiones que no puedo resolver, que no tienen escapatorias.
No tengo ganas de salvar al mundo. No vale la pena el esfuerzo, el mundo conspira contra sí mismo.
No quiero hablar, ni comer, ni moverme. No quiero ver, ni escuchar, ni caminar.
Quiero salir, que me lleven, que me dejen, que me pisen.
Si pudiese elegir no viviría hoy, me hubiese despertado directamente mañana, un agujero en el tiempo.
Así que hoy, nuevamente, me declaro en depresión. Completa y absoluta depresión.
Pum para abajo!”

Calculo que esto es lo que pasa cuando un señor como yo se enfrenta a todos los interrogantes de un casamiento (y de toda esa una larga fila de presiones que vienen adjuntas al crecer y descubrir las verdades del mundo). Nunca es fácil y yo soy un especialista para mezclar todo. Todos lo dicen, cada uno lo vive en su casa.
No hay dudas en el sentimiento, estamos hechos para estar juntos. Tengo serias dudas con respecto al formato. Quiero cuestionar TODO. Siempre el mismo este muchachito problemático.
En nuestro casamiento no va a haber iglesia, porque la iglesia no nos representa. Algunas señoras se agarrarán la cabeza y creerán vivir el apocalipsis. Palabras, todas palabras. Participaciones, una farsa, el entramado de la sociedad, todo desmoronándose.
Nos representan otras cosas. Tenemos por delante cuatro calurosos meses de saber distinguir y resaltarlas, para que ese día puedan estar representadas. Esperemos poder verlas y vivirlas, porque todo va a ser un quilombo, voy a estar muy nervioso, voy a querer no estar, voy a querer estar bien borracho y ajeno al pelotero de mi psiquis.
Yo no me voy a casar ciego. Yo se quién es ella, la conozco, la admiro, la acepto, la quiero, la necesito tener siempre cerca, compartiendo nuestros proyectos, divirtiéndonos y luchando juntos. Pero que tiene que ver la pantomima en todo esto? Nosotros no somos nada parecido a una ceremonia formal. Lo que pasa es que yo soy un anarquista, inconforme, burgués y maleducado, que critica todo lo que nos hace ser una sociedad. Palabras, mas palabras.

Sigue nublado... lloverá de nuevo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me llovió bastante, pero estoy empezando a sentir un poc de sol. Lindo lindo.

Pempek dijo...

JAJAJA!!!
claramente existe un tema genético y genérico asociado al rechazo a la cuestión del casamiento....

a todos nos pasó tontito...

Anónimo dijo...

Yo te puedo decir por experiencia propia (y me animo porque tuvimos dos casamientos!), que lo mejor es conocer hasta donde uno puede (y quiere) dar el brazo a torcer, y que cosas son las que no transa por nada del mundo! Hay que saber como plantarsele a la familia, que en general son los que mas aprietan con este tema del casamiento. hay que tener figuritas para negociar.
Y despues como dijo un amigo dentro del greeting Box "tolerancia y paciencia... con eso se lleva!!"
Lo mejor es saber disfrutar del making of... porque la fiesta dura muy poco.
Salutte, y a disfrutar!