lunes, 13 de noviembre de 2006

Las vueltas del billete

El viernes al mediodía, como todos los medio días que me agarran por Belgrano, fui a comer a la mejor empanadería de éstas latitudes, La Paceña. Me comí 6 ejemplares rebosantes de jugo y sabor y charla de por medio con el dueño le voy a pagar. En ese momento llegaba el chico del delivery con el billete que aquí abajo vemos. Nos llamó la atención el irónico mensaje, el empanadero lo guarda en su caja. Adiós.
A la noche, fuimos a comer a lo de una amiga de Ague por esa misma zona. Que comemos, que comemos, yo conozco una empanadería muy buena que queda por acá, llamamos, si traeme dos docenas de empanadas, cambio de 50, gracias.
Llega el pedido y el vuelto y otra vez frente a mi, el irónico y ridículamente nazi billete de dos pesos.
Esta anécdota no tiene ni siquiera rango de anécdota... pero para esto está la blogología, no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que tiene rango de anécdota. ¿Qué están diciéndo las casualidades? ¿O acaso tú no crees en ellas?
Está bueno pensar que ese billete llegó a tus manos para que lo saques de circulación. Como una obra de bien, algo así como lo que haría un superhéroe de muy poca monta.

Anónimo dijo...

Perdón, "diciendo" va sin tilde, es que primero escribí "diciéndote", que sí lleva tilde.