jueves, 12 de octubre de 2006

Chori mon amour

Querido diario:
Te extrañaba. Desde que me acosté con el Chori y perdí la virginidad que quería sentarme a compartir en tus páginas este momento tan importante de mi vida. Fue súper romántico. Me pasó a buscar con su motoneta por mi casa. Lo tuve que empujar como una cuadra porque, pobre, no le arrancaba. Pero por fin, ya estábamos en viaje, él y yo a la cita de nuestras vidas. Lo abracé por atrás todo el viaje, lo tenía bien pegadito y me di cuenta que le gustó, porque le empezó a apretar el jean.
Llegamos a la costanera y en su honor me invitó a comer un choripán en uno de esos carritos frente al río. Compartimos uno a medias, cada uno comiéndoselo desde una punta. Nos encontramos en el medio en un beso muy apasionado y grasoso. Pero fue super lindo. Tenía ganas de comérmelo al Chori (al hombre), hace mucho que esperaba ese momento. Pensaba en como me envidiarían las chicas del barrio, el Chori es tan lindo y musculoso.
La situación se puso caliente. Yo al Chori le doy lo que me pida. Sin soltarnos nuestros cuerpos, nos apartamos y nos metimos entre los árboles porque necesitábamos un poco de privacidad. Ay Chori, que besos. Nos revolcamos por todo el parque hasta que el se empezó a desnudar. Ay Chori, que cuerpo. Yo estaba caliente. El Chori me desvistió con la mirada. Ay Chori, tus caricias me excitaban más y más. Nuestros cuerpos desnudos se fusionaron. Yo tenía un miedo bárbaro, pero el Chori es un artesano. Me cuidó como a una reina. Hicimos el amor en el pasto, mirando la luna.
Fue la noche más feliz de mi vida, Betina Garifosi, la reina de Costanera Sur.

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