sábado, 7 de octubre de 2006

Marcas de vida

Primero fueron pequeñas rayitas en el pallier. Las noté apenas aparecieron. Me preocuparon. Le comenté a mi novio pero no me atendió. A eso le siguieron esas marcas imperceptibles, en los pisos de madera. Por las noches me desperté soñandolas. Le pedí consejo al ferretero y me vendió unas felpas, pero prestándome poca atención. Yo no me quedé tranquila, pero traté de seguir adelante. Puse todo de mi parte. Hasta que vi algunos zócalos marcados. Mi médico me dijo que tratara de relajarme, que eran cosas que podían suceder. Me recetó unos antiinflamatorios, pero sin cuidado. La situación se me hizo muy incómoda, pero seguí con ello al hombro. Más después pasó lo de la mesa, unos bollitos indisimulables. Hablé con mi mueblero, pero me dejó de atender las llamadas. Froté y froté un producto de muebles para lijar mi conciencia. Fue cuesta arriba.
Hoy vi lo de la alfombra. Te escribo porque me despido. No puedo seguir así.

No hay comentarios.: