jueves, 5 de octubre de 2006

Enzo, la verdadera historia

Lindo que hace unos años Matías me invitó a pasear por la Italia. En el medio de esas aventuras que algún día contaré (si me pinta) conocimos a un tal (bautizado por nosotros) Enzo.
Que bajón, creíamos que ibamos a viajar solos en el camarote del tren que nos llevaba de Nápoles a Scicilia, pero a último momento se nos sumó un tanito de unos 18 años con el que tuvimos que balbucear algunas palabras de cortesía. Hasta que él dijo: fuman? Si bueno, pero acá no se puede. Ma como? Abrimos la finestra, trabamos el portello y nos illumini una sigaretta. La buena noticia era que Enzo no fumaba ni Jockey suaves ni Imparciales, se armó un combo uno que nos puso a hablar en un italiano fluído en cuestión de segundos.
Y así es como el tren empezó a deslizar en la noche por las playas del sur de Italia. Matías se durmió a los ratos y me dejó a mi tratando de comunicarme mediante señas con Enzito. Le preguntaba "y Enzo, tenés hermanos?... padre, madre, filo, hermanos." Un buen diccionario me hubise venido barbaro para saber algo más de Enzo, fratellis míos. Pero supimos que a Enzo le gustaba el mar y que se iba a viajar por el mundo en un barco mercante.
Siempre que veo esta foto me pregunto por donde andará mi amigo Enzo.


Demás está decir que esa noche no dormí nada, miré por la ventana todo lo que pude, las playas del Tirreno iluminadas por la luna, el tren surcando la noche, Italia en el humo del cigarrito de Enzo.

No hay comentarios.: