domingo, 24 de diciembre de 2006

Agua

Supóngase, estimado lector, que el agua es la variable fundamental que define eso tan maravilloso que conocemos como “la vida”, en todas sus formas.
Imagine también la remota casualidad de que este inodoro, incoloro e insípido líquido por alguna u otra razón empiece a escasear.
Sería un problema que los seres humanos deberíamos dirimir entre nosotros, defendiendo a todas las formas de vida que este generoso planeta alberga.
El debate tendría varias voces, algunos diciendo que el mercado asignará el valor del bien mediante el mágico proceso de la oferta y la demanda. Alegarían la justicia del derecho de pagar por el agua que cada uno use. Le sonaría razonable a mucha gente, principalmente a todos ellos que tengan en su casa un medidor y red sanitaria. Se sentirán cómodos por pagar lo que usen.
Otras voces dirán también con plena razón que el agua no es un bien, sino que es un derecho. Argumentarán que el agua es del planeta, no de quienes son los dueños. Exigirán su cuota parte del stock mundial de agua.
Dirán que la propuesta liberal es injusta, porque pasará lo de siempre, aquellos multimillonarios que no tienen ni conciencia de cuanto cuesta ganar un dólar en África desperdiciarán inútilmente millones de litros, quizá regando billetes verdes para que les crezcan aún más, en un círculo vicioso incoherente.
Los liberales replicarán que el riego de billetes propios con mano de obra sedienta estimula a la economía con puestos de trabajo y consumo de bienes, un círculo virtuoso que mantendrá el mercado siempre andando ad-infinitum. Se mostrarán preocupados por el ataque a las libertades individuales y en secreto primero y a viva voz después acusarán de comunistas a los que claman por un agua social.
Rápidamente, los dueños de la producción de agua comenzaran una campaña mediática para subir en su barco a los que pueden abrir la canilla en la comodidad de su baño y un fuertísimo lobby que inundará salones y oficinas gubernamentales.
El pensamiento de izquierda se empezará a fragmentar, en gran medida por la terqueza y debilidad humana de sus líderes. Situación que aprovechara la derecha poderosa para cerrar filas con la una ola de dinero que corrompa hasta la entereza mejor plantada.

Habrá gente que se bañe en fastuosas piletas y otros que no accedan ni a un trago diario.

Habrá otro camino?
Se podrá instrumental un plan de conciencia humana que propulse la razón para usar el agua adecuadamente?
Se podrá respetar la vida por sobre cualquier otro interés?
Podremos asegurar una cantidad justa de agua para cada ser?
No deberíamos empezar a pensar en cuidar el agua en nuestras actividades diarias?

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