jueves, 21 de diciembre de 2006

Chatarra

Nadie más que yo lamenta profundamente la falta absoluta de creatividad que plasma esta blogología en las últimas semanas.
Tal es así que me he puesto a rastrear por donde venía antes la musa inspiradora que me descorchaba la alegía blogológica de antaño, si es que alguna vez me visitó. Yo creo que sí.
Y no lo sé. Simplemente me sentaba y salía. O miraba la vida en función de hacer un postecito nuevo as soon as I get home. Me la pasaba coleccionado anécdotas para luego desarrollar junto con mi amigo el teclado y su pareja gay, el mouse. Todo me brotaba como un arbolito primaveral.
Hubo un quiebre. Fue un fin de semana largo que me olvidé de todo a principios de diciembre. Ni una vez en tres días me dije "esto lo zampo". Desde allí en adelante, todo este asunto ha sido cuesta arriba, ha perdido espontaneidad y se ha transformado en un trabajo con un jefe hinchapelotas. Y se nota. Nadie me lo dijo todavía, porque los que leen me quieren y no les gustaría lastimarme.
Por otro lado, yo se que la única manera que esto salga bien es haciéndolo, así que si me hacen el favorcito de ser pacientes (ya mismo pongo la musiquita de consultorio) y me bancan unos días hasta que se me caiga de entre los rulos alguna idea, se los voy a agradecer.
Mientras tanto, sepan: la verdadera historia de la caída de Alejandra Pradón, y aprendan: como se hace para enfriar una bebida en tiempo récord.
Si, un Whopper Extreme por favor...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grosso lo de la birra!