miércoles, 13 de diciembre de 2006

Demasiada presión

En estos tiempos donde nada es seguro, donde todo es liviano y sin compromiso, donde ya uno no sabe donde está parado y ni siquiera sabe si es uno mismo, me toca cazar las velas y ceñirle a la marejada para llegar ahí adonde no se puede llegar, al origen de los vientos.
Enfundado en el traje de tormenta, salgo a cubierta a capear la vida, a ver que se puede hacer para llegar adonde uno quiere sorteando las trabas, tacles y estiletazos desprevenidos, vallas que brotan del suelo a mi andar, paredes en donde no las había sin hendiduras en donde hacer pie.
No a mi, definitivamente no.

Porque yo, con mi brujulita en mano, con mi anotador y lápiz negro para sacar cuentas, con esta sandía de 7 kilos que me asoma de entre los hombros y con mis zapatillas bien lustradas, puedo, según me pinte el clima, mandar todo a la mierda y hacer lo que más me gusta: lo que se me canta el culo!

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