jueves, 14 de diciembre de 2006

Pincharrata hasta los huevos

Yo tengo un amigo que se llama Javier que hoy experimenta una de las alegrías más emocionantes de su vida.
La historia empieza en Arrecifes, en la década del 40 cuando su abuelo se subió a algún tren destino a La Plata para estudiar medicina. Así nació una pasión que heredó intacta mi pincharrata querido, un poco porque su abuelo lo llevaba a la cancha desde chico, un poco porque aquel se murió joven pero le contó las hazañas de El León en la década del 60 y otro poco porque a mi columna amiga le gusta sufrir.
“Vos me conocés hace mucho, vos sabés lo importante que es esto para mi” me llamó Javi para contarme que no había dormido las últimas dos noches, que estaba en la cancha porque se había ido a Liniers desde temprano abandonando todas sus obligaciones para entrar de la forma que fuese a ver el partido de su vida. Lo logró gracias a un cocacolero que pasaba todos los controles como si fuese Verón o Simeone y que lo depositó en el palco de Estudiantes por la módica suma de "100 pesito, campeón".
El domingo pasado, en plena arremetida en la persecución del Boca dormido en los laureles, Javier fue a la cancha con su mujer y sus hijos, los cuales fueron ponchados por las cámaras de televisión más de una vez. No siempre se ve a un nene de 4 años revoleando la camiseta y gritando hasta las lágrimas, "me gusta la cancha, están todos loquitos".
Hoy a la tardecita, cuando toda la angustia de ir abajo en el marcador durante todo el primer tiempo había pasado, cuando el fervor y los huevos con que Estudiantes lo fue a buscar al ex-bicampeon argentino y le dio vuelta el resultado se hacia un grito, cuando ya estaba birlado el campeonato que ya tenía campeón bostero hace 3 fechas, Javier me llama con un hilo de voz en el camino a la ciudad diagonal. “Esto es una fiesta, me estoy yendo a La Plata porque los festejos siguen allá. No sabes lo que eran los bosteros, una postal de la amargura. El mellizo Barros Schelotto? Un tripero hijo de puta y maleducado. Esperé esto toda mi vida”.
Sensaciones de salir campeones 23 años después, ganándole 7 a 0 a Gimnasia, con un equipo de gente (más de media La Plata) que nunca dejaron de creer.
Salud Pincha, Salud Javi.

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Update: Me acaba de entrar recién fresquito a la memoria un recuerdo de cuando niños fuimos a La Plata con el colegio, 7mo grado, a ver a los dinosaurios del museo, el bosque platense y los tablones de madera de la cancha verde de Estudiantes de La Plata carajo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi deprimido corazón bostero me dice que si Javi entró a la cancha vestido de Cocacolero, se merecía el campeonato mucho mas que nosotros que nos hemos aburguesado a lo largo de los años....
Me acuerdo que cuando ganamos el campeonato del 99.... tuve que entrar a la cancha unas 6 horas antes porque era el momento en el que el cocacolero de turno me habría la ventana al placer de la victoria....
que se le va hacer... felicitaciones al pincha, que como todos saben, tiene espacio en algún rincón de mi corazón.

Anónimo dijo...

Que bien Pempek, lo tuyo implica un increible acto de grandeza!!
Me alegro... y a Javi y su flia los felicito tambien!!
besos,