lunes, 11 de diciembre de 2006

La muerte le ganó a la justicia

Se sentían los salvadores de la Nación. Claro, sus bigotitos y sus gorras los hacían sentir fuertes, con el designio de mejorar el mundo. Un mundo rebosante de gente con ideas libertinas, demasiado complicado para el nivel educativo del liceo militar. Pero ellos, que tanto desfile de tanques tienen abajo de sus botas se decidieron a limpiar el mundo de ideas raras y para hacerlo rapidito se mandaron a matar a todos los que de alguna u otra forma les podían ensuciar sus mapas. La sangre no importa porque sale con agua fría.
Así que con las balas ajenas, ellos, amparados por la CIA en pos de contener el comunismo, se mandaron a limpiar de zurditos sus países y de paso, como están muertos y no van a necesitar nada, les robaron sus pertenencias, sus identidades, sus hijos y su memoria.
Pero la vida es una tortilla de papas, Pinochet y Videla. El mundo los recordará como asesinos, criminales de lesahumanidad. Sus hijos tienen vergüenza de escribir sus apellidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Su muerte me hace sentir viva.